Recuerdo aquellos días y se me pone la carne
de gallina. Fueron dos días terribles. Incertidumbre, dolor. No me atrevía a
moverme, quería estar cerca de la radio, de la televisión, de todos aquellos
medios de comunicación dónde dijesen, o dieran cualquier indicio de ese
muchacho joven. Un chico lleno de vida, secuestrado por esa banda de asesinos,
de desalmados que pululaban por cualquier lugar de nuestra piel de toro. Todos
rezábamos para que lo dejaran libre, libre y vivo. Que sus padres, su hermana y
los españoles pudiéramos respirar tranquilos.
Pero no fue así. Miguel Ángel apareció, sí,
pero sin vida, muerto, inerte, asesinado por unos cobardes que solo pretendían
y siguen pretendiendo verter sangre de gente inocente que no son culpables de
nada porque nada han hecho.
Ha pasado el tiempo, los años. Quince ya. Como
el que no quiere la cosa. En cambio todo esta reciente, no hemos olvidado el
dolor que sentimos, acompañando a su familia en esos momentos terribles y
duros.
¿Qué pretendían? Si querían decirnos que una
vida no vale, ¡no lo consiguieron! Primero, fueron muchos los que se llevaron
por delante, sin mirar el orden, la edad, masculino, o femenino. No miraron
nada, simplemente el placer de ver la sangre correr por el suelo.
Cuando escucho sin querer escuchar que los
derechos humanos están pidiendo que dejen en libertad a fulano, a mengana, o
que vayan a visitar a la cárcel a todos esos y esas que también las hay, las ha
habido y lo que no sabemos. Cuando oigo esas cosas, algo se me revuelve por
dentro y es entonces cuando me rebelo, y
grito aún sin gritar para que no piensen que me he vuelto loca. Y de
nuevo me pregunto ¿ellos tienen derechos humanos y todos los que mataron no?
¿Tenemos que recordar a esos señores cuántos niños murieron en Barcelona, en
Zaragoza y así un largo etc. ¿Qué culpa tenían esas pobres criaturas que no
pudieron disfrutar de la vida porque se la segaron siendo inocentes? Para ellos
no hay derechos humanos, claro cómo van a tener si fueron asesinados sin
piedad.
No sé qué está pasando, tampoco sé si la
memoria es tan flaca que se nos olvidan las cosas. Me invade la tristeza, no
hubiera pensado nunca todo lo que estamos viviendo en estos momentos ¿Qué ha
pasado, que es lo que se ha hecho mal?
Pero hoy solamente quiero recordar,
homenajear a ese guapo y joven hombre que termino en manos de unos desalmados
sin sentimientos, sin escrúpulos, que tienen por saludo un arma de matar en las
manos.
Mi recuerdo para ti Miguel A. Blanco, donde
estés nos veras y seguro que estarás velando por esos padres y hermana que
tanto dolor guardan en su alma. También mi recuerdo y cariño para ellos.
Higorca
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