Obra realizada por el maestro José Higueras |
Dicen que el bodegón es
una naturaleza muerta ¡¡No veo nada en él que esté muerto!!
El pintor se prepara para
plasmar sobre un blanco lienzo un bodegón,y todo lo que escoge está vivo,
fresco, recién cogido del árbol, o bien aquel utensilio que se utiliza a
diario.
En este caso podemos ver y
admirar el estudio del pintor, un lugar lleno de magia, de color y olor
especial. Mesas llenas de pintura, pinceles y otros artilugios para transformar
ese fruto en pintura, en algo que aunque va a estar fijado sobre una tela, lo
podamos ver y sentir, notar y a veces hasta querer tocar, sintiendo y notando
en nosotros ese jugo sabroso del fruto recién cortado.
Va preparando como si de
un ritual se tratase, cada cosa en su lugar correspondiente, mirando y
cubicando con la máxima pulcritud todo lo concerniente a lo que va a ser un
“bodegón” o “naturaleza muerta”.
Desde la ventana podemos
ver un paisaje manchego que parece querer asomar para ver el interior
disfrutando de todo lo que allí hay. Por esa ventana entra una hermosa luz, de
aún caldeado día otoñal, dando a la habitación estudio un color claro,
despejado y a la vez sereno, que hace más placentero la decoración preparada
para la elaboración del cuadro. Y el trazo que va fijando el pintor en ese
lienzo.
También podemos ver otra
ventana que está cerrada, quizá porque el maestro piensa, o ha notado que una
luz al chocar con la otra no es la mejor para ese motivo o dibujo que va a
trabajar. La ventana es antigua, y tiene
una repisa donde reposa un tarro de cristal con unas rosas que también le va a
servir para ese cuadro.
Todo el entorno sirve para
colocar y hacer más amena la obra. La mesa es un mueble que no falta en ninguna
casa. Él como buen manchego le gustan los muebles rústicos, antiguos, parece
que dan más calor en el hogar. Esa madera que ha cogido todo el color del uso,
ha oscurecido y las tablas por ser un mueble pobre, se abren.
En una cesta de medula de
bambú, con una antigüedad importante y que fue traída desde Japón en uno de sus
viajes. José Higueras ha recogido unos membrillos dorados del árbol de su
jardín, manzanas y peras, acompañan a la rica merienda que nos invita esta
pintura ¿Nos parece que estén muertos? ¡Creo rotundamente que no!.
Unos tarros de mermelada
hecha con unos membrillos parece que está pidiendo un trozo de pan para untarla
y comerla.
Todo absolutamente todo
está puesto y dispuesto para comenzar con ánimo el trabajo.
Ahora el cuadro ya está
terminado, los colores son magníficos, naturales tal como cada uno de los
elementos son, hasta la botella de barro de un licor traído de Bélgica esta
para cogerla con la mano.
Eso es un cuadro realista,
tan real como todo lo que podemos ver y tocar.
Higorca
3 comentarios:
Que bonito escribes amiga mia, mejor no se podía haber dicho el alma que entrega Jose en cada cuadro que realiza..... te puedo asegurar Higorca, que me ha llegado el olor a la pintura con tus palabras.Besitos a los dos
Genial, vaya pareja de artistas, me encanta el cuadro (una verdadera obra de arte) y el texto que lo acompaña.
Un abrazo a los dos.
Virtu
Tan real y maravilloso como siempre, como todas tus obras y poesias y textos !!un beso grande
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