Hoy de nuevo tengo que hablar de un gran maestro. Sí, maestro en pintura, yo diría que maestro de maestros.
Entrar en un museo de un lugar chiquito y encontrar unas obras tan bellas es como soñar, estar en otro mundo, un mundo maravilloso para aquellos que amamos la pintura, digo bien la pintura.
Entrar en su casa y pasear por los lugares donde estuvo trabajando, mirar las paredes donde están sus obras colgadas, poder admirar un trabajo tan bien hecho, elaborado con todo el amor a los pinceles, a los colores, sentir todavía el olor a óleo fresco, a esencia de trementina, a lápices con la punta recién afilada, y, mientras paseamos admirando esas maravillas, podemos notar y notamos la musa que un día inspiro al maestro.
En su estudio por la ventana entra un rayo de sol, tenue, timidamente, como sin atreverse a dañar, todo aquel tesoro pictórico, aunque pensándolo bien, antes cuando el maestro estuviera trabajando en la obra, ese rayo se atrevía a entrar con más fuerza para poder entregar todo el resplandor posible para que esa luz quedara impregnada en el lienzo.
Cada paso, en el lugar esta guiado por él, es como si estuviera contando a todos los visitantes la historia de cada una de sus obras. París reflejado en el Sacre Coeur, o en la Place du Théâtre, con la típica lluvia parisina. Maravilloso, Barcelona donde paso también una buena época, seria un largo hablar, explicar o contar de cada uno de sus cuadros una verdadera historia llena de poesía y de encanto.
Nunca partirá de esa su casa, siempre permanecerá en ella, su espíritu, su alma bohemia de otra época, de otros años donde quizás sea todo distinto a la actual, una vida larga, productiva, con una obra limpia, impecable, sabiendo con firme sabiduría donde poner el pincel, donde dar esa pincelada larga o suave para dar el tono mágico, cromático, para poder recrear la retina y empapar el cerebro de esa tan buena obra.
Gracias maestro Palmero, por dejar esas maravillas para recreo y estudio de todos nosotros, queremos que su espíritu vague por esas fantásticas estancias contando aquello que cada uno de nosotros queremos ver en ellas.
3 comentarios:
Mientras te leía iba paseando mi imaginación por el taller de este Gran Maestro el Pintor Palmero.
Al cual yo no conocía.
Magnífico el cuadro que muestras.
Eres tan descriptiva, que mi mente
se llena de estas bellas imágenes.
Es un deleite seguir tu blog.
Un petó.Montserrat
Querida amiga, cada día que publicas en tu blog, viajo, conozco, aprendo. Gracias, no te detengas.
Que bellas pinturas...un beso desde azpeitia
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